Madres y familiares de presos políticos menores de edad -detenidos tras las protestas postelectorales- realizaron una vigilia frente al Ministerio Público en el centro de Caracas y así lograr justicia para pasar la Navidad con sus seres queridos.
Solicitaron que también sean revisados sus casos, debido a que muchos de los menores de edad detenidos han expresado en cartas a sus familiares sus estados emocionales, tales como ansiedad e intentos de suicidio.
Tal es el caso de Mariana González, una joven de 16 años y estudiante de 5to año de bachillerato, quien tras cumplir 4 meses detenida, envió una carta a su mamá en la que le expresa sus intenciones de acabar con su vida.
Fue detenida de manera arbitraria el 29 de julio en Naguanagua, estado Carabobo. Regresaba a su casa cuando fue interceptada por agentes del régimen, quienes la trasladaron al Fuerte Paramacay, Brigada 41, donde fue sometida a torturas físicas y psicológicas. Actualmente se encuentra tras las rejas -con presas comunes- en el Comando de la Policía de Tocuyito, acusada injustamente de terrorismo, incitación al odio y destrucción de la vía pública.
A través de una carta dirigida a su madre, expresó la desesperación que la consume tras cuatro meses de encierro: «Si no puedo estar con ustedes, no quiero estar con más nadie. Prefiero morir. (…) A veces quiero hacerme daño a mí misma. Ya no puedo más».
Esta fue la carta que envió a su madre, el 20 de noviembre de 2024:
Su madre aseguró que inscribió a Mariana en el liceo con la esperanza de que continuara sus estudios, pero debido a su detención arbitraria «ni siquiera ha podido asistir a clases».
Los familiares denuncian que el régimen no solo priva de libertad a los jóvenes, sino que también les causa daños psicológicos irreparables, mientras que las irregularidades en los procesos legales perpetúan su sufrimiento.