El escritor y analista venezolano, Moisés Naím, dio a conocer su visión ante el más reciente ataque terrorista de Hamas al pueblo de Israel.
«Esto es nuevo. Nunca había pasado algo así. Después del espanto, el dolor y la indignación, esta fue la reacción instintiva —y correcta— que muchos tuvimos ante la barbarie desplegada por Hamas. A pesar de las incontables tragedias que ha sufrido Israel en sus 75 años de historia, de ataques sorpresa y atentados terroristas, nunca había vivido un asalto de corte militar a esta escala, en contra de su población civil, escribió Naím en su columna, titulada «Un mundo sin precedentes», publicada en el diario El Tiempo de Colombia.
«Las escenas mostrando terroristas asesinos deambulando tranquilamente por las calles y asesinando o secuestrando indiscriminadamente a sus víctimas son tanto crueles como inéditas. Nunca antes el terrorismo había golpeado tan ferozmente al corazón de la sociedad israelí», destacó el escritor.
Asegura que «el horror que nos produce la barbarie de Hamas no debe, sin embargo, nublar la visión de otras situaciones inéditas que se están dando en la política israelí. Ya antes del ataque, el país estaba enfrascado en una crisis política sin precedentes. La polarización en Israel es tan profunda que, para formar gobierno, el primer ministro Benjamin Netanyahu ha estado dispuesto a aceptar las radicales condiciones exigidas por minúsculos grupos políticos».
«Nunca se había incluido en un gobierno israelí a los políticos más virulentos de la ultraderecha de ese país o a los religiosos ultraortodoxos. Estas minorías extremistas logran imponer desde el gobierno políticas radicales que afectan al resto de la población. Hasta ahora Israel no había tenido que ir a la guerra con una sociedad tan dividida», insiste.
Asevera que «las situaciones sin precedentes no solo tienen que ver con la política, la guerra o la economía. La más importante de las situaciones inéditas que hoy vive el mundo es el cambio climático. Nunca antes la temperatura del planeta había subido al ritmo que lo hace hoy. Los científicos marcan con verdadera alarma el avance del fenómeno, que nos lleva a escenarios absolutamente novedosos».
«Tampoco habíamos visto una crisis migratoria de la envergadura de la que se está viendo en la frontera sur de los EE.UU. o en la cuenca mediterránea de Europa. Y apenas empezamos a entender las formas en las cuales la depredación ambiental fomenta niveles nunca antes vistos de emigrantes», agrega.
Naím también hace referencia a otros temas: «En el terreno de lo inédito, no todo es malo. Nunca antes la gente —al menos los privilegiados por el acceso a la tecnología— habían podido trabajar desde su casa. Los números de quienes ahora trabajan de manera remota son enormes y sus consecuencias inéditas. La cantidad de oficinas vacías en Londres o Estados Unidos ha alcanzado su punto más alto en 20 años. Lo mismo está sucediendo con la educación a distancia o la prestación de servicios de salud Nunca antes la distancia física había sido tan intrascendente para la vida de tanta gente. Y en el campo científico, los nunca antes se multiplican cada vez más vertiginosamente. Nunca antes la humanidad había tenido la capacidad de editar con precisión el código genético de los organismos, tal y como lo permiten tecnologías de punta como el CRISPR/Cas9, que permite alterar el ADN de cualquier organismo».
Recalca: «En este mundo sin precedentes, ocurre más de todo, y más rápido. Una geopolítica fragmentada, y un ecosistema global vapuleado dan pie a riesgos existenciales para el género humano, al tiempo que los avances de la ciencia y la tecnología nos empoderan de maneras inimaginables. Esto tendemos a celebrarlo, pero tiene su lado oscuro: Hamas cometió sus crímenes combinando tácticas medievales con tecnologías actuales».
«Y para quienes nos toca vivir estos tiempos, esto hace mucho más difícil pensar a futuro. Porque como seres humanos nuestra tendencia es siempre a tratar de predecir lo que viene en base a lo que ya ha sucedido. Pero cuando tantas de las cosas que pasan, son nuevas, esa táctica tiende a fallar. Mientras nos quedamos viendo por el espejo retrovisor, el futuro se nos escapa», concluye.