Miles de personas participaron este domingo en el centro de Barcelona en una manifestación convocada en contra de la amnistía para los implicados en el proceso soberanista de 2017 en el marco de la investidura del candidato socialista Pedro Sánchez, una protesta que contó con la presencia de los máximos dirigentes de los partidos de derecha y ultraderecha.
Organizada por el colectivo Societat Civil Catalana, contraria a la independencia de Cataluña, miles de personas llegadas de diferentes sitios de España marcharon para exigir a Sánchez, actual presidente del Gobierno en funciones, que no acceda a amnistiar a los políticos catalanes que en 2017 llegaron a declarar, por unos segundos, la independencia de esta región española.
El Partido Socialista necesita alcanzar acuerdos con múltiples formaciones para investir a Sánchez, entre ellos con varios partidos nacionalistas e independentistas catalanes, vascos y gallegos. Ayer, su socio de Gobierno, Sumar, presentó su propuesta de amnistía que no fue respaldada por los socialistas aunque Sánchez reconociera recientemente que este perdón es una de las cuestiones en las conversaciones.
Entre los dirigentes políticos que acudieron a la protesta de hoy estuvo el líder del conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, quien la pasada semana no logró ser investido presidente por no recabar los apoyos necesarios en el Congreso; los presidentes de las regiones de Madrid, Andalucía, Murcia y Aragón, el alcalde de Madrid (todos ellos del PP) o el líder de la ultraderecha Vox, Santiago Abascal.
La marcha, con una gran presencia de banderas españolas y algunas catalanas y europeas, arrancó en el centro de la ciudad sobre las 12 horas bajo el lema «No en mi nombre. No en el meu nom: ni amnistía ni autodeterminación», si bien una de las consignas más coreadas fue «Puigdemont a prisión», en referencia al ex presidente catalán Carles Puigdemont.
Vox llevó su propia pancarta bajo el lema «No a la amnistía. No al golpe de Sánchez» y se pudieron leer otras como «La amnistía no es justicia» o «Ilegalizar partidos separatistas». También algún mensaje en catalán, como «Aturem el cop» (Frenemos el golpe).
Al comienzo de la marcha Feijóo se dirigió a los medios y aseguró que «la presidencia del Gobierno de España no se puede vender ni transaccionar en base a una decisión reaccionaria» como la amnistía.
El líder del PP clamó contra lo que considera «una cacicada impropia de una democracia y de una sociedad abierta y plural» y recriminó al Partido Socialista de Sánchez que presente la amnistía como una forma de avanzar en la reconciliación con Cataluña.
«No se trata de una amnistía que busca la reconciliación, sino que busca exclusivamente la presidencia del Gobierno (…) No busca la convivencia, sino una transacción económica, y eso es lógicamente una involución y una decisión reaccionaria», matizó Feijóo, para quien la amnistía supone «faltar a la igualdad real y efectiva de los ciudadanos ante la ley».
Por su lado Abascal calificó como una «agresión a la Constitución» y al «pueblo honrado» la concesión de una eventual amnistía y subrayó que era «imprescindible volver hoy a Barcelona para apoyar a todos los catalanes que están sufriendo y los españoles que están inquietos ante lo que está sucediendo».
«La amnistía y la autodeterminación que están puestas sobre la mesa para que Sánchez logre la investidura son una agresión a la Constitución y son una agresión al pueblo honrado, al pueblo trabajador, que paga multas, que paga impuestos y que respeta las leyes incluso cuando no les gustan», agregó.
La presidenta de la convocante Sociedad Civil Catalana, Elda Mata, habló por su parte de «aberración inconstitucional» y aseguró que el perdón a los políticos catalanes condenados se daría «a cambio de favores políticos».
Mata llamó a los partidos de ámbito nacional a priorizar «los pactos de Estado y el respeto al Estado de Derecho».
La multitudinaria marcha, que se espera que acabe en torno a las 14 horas se produce después de la movilización convocada por el PP que congregó a varios miles de manifestantes en Madrid el pasado 24 de septiembre. EFE