La familia del tripulante español del barco interceptado a mediados de junio por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), el periodista Miguel Moreno Dapena, vive con angustia los 24 días que llevan sin recibir noticias de él y pide al régimen de Nicolás Maduro saber dónde y cómo está.
Moreno Dapena, de 34 años, llevaba tiempo enrolado en el N35, un barco de exploración marina con bandera de Panamá, capitán neerlandés y empresa belga (Siatec) que se dedica a buscar pecios de buques hundidos durante la II Guerra Mundial y que, en las últimas semanas, se movía en el entorno del Caribe y la costa oriental de Venezuela.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana lo interceptó el 13 de junio, al considerar que realizaba «investigaciones científicas» con un comportamiento «muy sospechoso» en la zona económica exclusiva del país, según informó cinco días después el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
El N35 y sus tripulantes quedaron en situación de custodia preventiva en la Isla Margarita el 15 de junio, y el 19 de ese mismo mes fue la última vez que Miguel Moreno se comunicó con su familia, según relató este lunes a EFE su madre, María Jesús Dapena.
Según el registro del WhatsApp del móvil del joven español, la última vez que el aparato estuvo conectado a la red fue el 20 de junio a las 3:48 horas de Canarias (22:48 horas del 19 en Venezuela).
En su última comunicación con sus padres, Miguel Moreno contó que los oficiales de la Armada venezolana estaban siendo muy amables con ellos y que les habían dejado bajar puntualmente a tierra a comprar víveres.
Envió algunas fotos de las tiendas donde compró y dijo que los iban a llevar a declarar a la Fiscalía. Desde entonces, silencio.
24 días sin noticias de su hijo
«Ya son 24 días sin novedad», explica María Jesús Dapena, que está recibiendo asistencia del Ministerio de Asuntos Exteriores español para intentar averiguar cómo se encuentra su hijo y qué cargos se dirigen contra él, si es que hay alguno, y ha comunicado ya a Naciones Unidas su «desaparición forzada».
Tampoco se sabe nada de sus ocho compañeros de tripulación: el capitán y su mujer, neerlandeses, tres marineros hondureños, un panameño, un indonesio y una tripulante húngara.
«Solo pedimos a las autoridades venezolanas que informen a la Embajada de España y al resto de embajadas sobre dónde se encuentran y dónde», recalca la madre de Miguel Moreno.
La madre del tripulante español cree que en el N35 pensaban que estaban trabajando en aguas internacionales y que, probablemente, cometieron el error de pasar por alto que esa zona, el Esequibo, es considerada por Venezuela como parte de su territorio a todos los efectos, aunque esté sujeta a un contencioso con la vecina Guyana.
«La esperanza no la pierdo, porque ellos no han hecho nada, ni son espías, ni son terroristas, ni son nada de nada. Yo espero que, cuando prueben que es un barco de expedición (…) los suelten. Es una situación muy difícil para la familia levantarte cada día con esta incertidumbre», relata.
Tanto la representación consular española como Autoridad Marítima de Panamá han anunciado que están haciendo gestiones con Venezuela para prestar asistencia a los tripulantes del N35.
Con información de EFE