El ex enviado especial para Venezuela durante el Gobierno de Donald Trump, Elliott Abrams, consideró que los sobrinos de Cilia Flores, canjeados recientemente por la Administración del presidente Joe Biden por siete estadounidenses rehenes en Venezuela, ya no tenían información útil para Estados Unidos, a diferencia del empresario colombiano Álex Saab.
«Esos narcosobrinos no tienen nada útil que decirle al Gobierno de EEUU hoy, pero Saab sí tiene cosas útiles que decir sobre Maduro y Cilia», sostuvo en entrevista con Carla Angola en EVTV Miami.
Abrams destacó que, aunque Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas habían sido condenados a 18 años de prisión, estuvieron cinco años en cárcel. «Han sido cinco años en una prisión federal, tratados como cualquier otro narcotraficante. No estuvieron en una habitación especial o bonita, ni comieron platos de restaurantes. Fueron unos reos narcotraficantes por cinco años (…) estos dos tipos no eran prisioneros políticos. Los sobrinos son unos despreciables narcotraficantes, traficando drogas para hacer dinero. Eso es todo lo que eran, el tipo más bajo de criminal«, subrayó.
El diplomático estadounidense consideró que esta «es una decisión difícil para cualquier Presidente» y analizó que «para Biden el hecho de que hayan pasado 5 años en prisión significó algo, no escaparon al castigo».
Abrams explicó que es normal que Estados Unidos intercambie prisioneros con otros países, incluso con Rusia durante la Unión Soviética, pero en este caso destacó que pudiera ser una maniobra peligrosa pues podría afectar el proceso de negociación venezolano en México.
«Este canje no liberó a todos los estadounidenses que están bajo custodia del régimen en Venezuela, y el problema de hacer estos acuerdos es que Maduro siempre puede arrestar a más personas. Es peligroso. Lo hacemos, todos los gobiernos lo hacen. Estados Unidos ha realizado intercambios de prisioneros por años, con Rusia y otros lugares, así que no es tan impactante. Pero normalmente un intercambio así no tiene un impacto político. Ese es el problema. Esto tendrá un impacto político en convencer a Maduro de que tiene ahora una línea directa con Washington y no necesita negociar con ningún venezolano», advirtió.
Por ello consideró que la Administración de Biden «debería ser más cuidadosa» y para futuros acuerdos con el régimen de Maduro involucrar a los líderes de la oposición venezolana, y no hacerlo de forma unilateral.
«No me gusta la forma en que esta Administración lidia con el régimen de Maduro de forma unilateral, en lugar de hacerlo con las fuerzas democráticas en Venezuela. ¿Es esto la impresión de que Maduro no tiene que hablar con la oposición democrática, que él puede hablar con Washington, con la Casa Blanca? Esto me preocupa y creo que esto da la posibilidad de debilitar a las fuerzas democráticas, por ejemplo con respecto a México y las negociaciones», alertó.