La organización Un Mundo Sin Mordaza presentó su Informe Semestral de Libertad de Expresión 2025, una radiografía actualizada del ecosistema informativo venezolano, en el que destaca que Venezuela es un país donde ejercer el periodismo sigue siendo una labor de alto riesgo.
El documento publicado este 8 de septiembre, Día Internacional del Periodista, expone 302 incidentes violatorios a la libertad de expresión en 231 casos documentados registrados entre enero y junio, con énfasis en la sofisticación de las nuevas formas de censura estatal.
Según el informe, la represión ya no opera únicamente mediante cierres de medios, detenciones o amenazas públicas. El control informativo en Venezuela se ha transformado en un sistema de vigilancia, castigo indirecto y censura digital, que busca desmovilizar a periodistas, ciudadanos y voces críticas sin generar escándalo internacional.
“Este panorama no solo evidencia una política de Estado orientada a la represión sistemática, sino que también muestra cómo se ha perfeccionado un modelo mixto de censura, en el que convergen métodos tradicionales —como el cierre de medios— con nuevas herramientas tecnológicas y judiciales”, señala el informe.
Periodistas y ciudadanos bajo presión
Entre los 231 casos documentados, el informe destaca:
● 24 casos de hostigamiento a periodistas, defensores de derechos humanos y ciudadanos
● 61 actos de censura digital
● 148 detenciones arbitrarias en total.
○ 70 detenidos en vísperas de las elecciones legislativas del 25 de mayo de 2025.
○ 58 personas detenidas por analizar o difundir información económica independiente.
● 4 casos de medios de comunicación tradicionales cerrados o con equipos confiscados, en su mayoría radios comunitarias del interior.
● Filtraciones masivas de datos:
○ 3,2 millones de usuarios de Movistar Venezuela afectados por una fuga de información personal (abril 2025).
○ Filtración de la base de datos del SAIME, con información biométrica, direcciones, fotos y registros migratorios.
El informe alerta sobre un patrón de represalias indirectas, donde la censura no opera desde un solo centro de poder, sino a través de múltiples instituciones que sancionan la disidencia desde lo administrativo, lo legal o lo económico.
Censura 2.0: algoritmos, leyes ambiguas y vigilancia
Uno de los aspectos más destacados del informe es el uso de tecnologías de censura y vigilancia digital para silenciar contenidos críticos. Se documentaron bloqueos selectivos mediante técnicas como manipulación de DNS, interferencias HTTP, Bloqueos TCP/IP, Bloqueo de UDP y ataques DDoS, ejecutados principalmente desde plataformas estatales como CANTV.
Además, se denuncia el uso sistemático de leyes de amplio espectro como la Ley Constitucional Contra el Odio para criminalizar opiniones y discursos en redes sociales, así como la vigilancia digital proactiva a periodistas y activistas, cuyas publicaciones privadas han derivado en despidos, detenciones o amenazas.
“El castigo en Venezuela ya no siempre viene con un uniforme: puede llegar como una suspensión de contrato, una eliminación de contenido o una estigmatización pública desde el poder”, explica Un Mundo Sin Mordaza.
En el marco del Día Internacional del Periodista, Un Mundo Sin Mordaza recuerda que la normalización del silencio no puede interpretarse como estabilidad democrática. La ausencia de denuncias públicas no implica ausencia de censura, sino un ambiente de autocensura, temor y castigo silencioso que limita el debate público, la participación ciudadana y el ejercicio pleno de derechos.