Al menos 261 religiosos, incluido el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Carlos Enrique Herrera, han sido desterrados de ese país en medio de la tensa relación entre el régimen que dirigen los esposos y copresidentes, Daniel Ortega y Rosario Murillo, y el clero católico, denunció este domingo la ONG humanitaria Colectivo Nicaragua Nunca Más.
«Al menos 261 religiosos habían sido desterrados como resultado» de la persecución religiosa contra la Iglesia católica nicaragüenses, señaló esa ONG en un informe titulado «Fe bajo fuego».
Además del titular del Episcopado, han sido expulsados u obligados al exilio los obispos Silvio Báez, Rolando Álvarez e Isidoro Mora, el nuncio apostólico en Managua, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, y cerca de 140 sacerdotes de las diferentes diócesis de Nicaragua.
La lista incluye más de 90 religiosas o monjas, más de una decena de seminaristas y tres diáconos, de acuerdo con la información.
«Desde la expulsión del nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanisław Sommertag, en marzo de 2022, las relaciones entre Nicaragua y el Vaticano se han deteriorado significativamente», valoró esa ONG.
Cierre masivo de ONG y medios religiosos
Por otro lado, según el informe, el Gobierno sandinista ha cerrado 5.609 asociaciones sin fines de lucro, de ellas 1.294 religiosas, entre 2018 y 2025.
A la mayoría de esas ONG religiosas, que funcionaban como iglesias, universidades, colegios, centros de formación religiosa, clínicas, organizaciones humanitarias, las autoridades les confiscaron sus bienes, anotó ese Colectivo.
En tanto, el estatal Instituto de Telecomunicaciones, ente regulador del sector, ha cerrado al menos 54 medios de comunicación, de los cuales 22 eran de carácter religioso, entre canales de televisión y emisoras de radio.
La «represión» ha alcanzado a otras denominaciones religiosas, a través del cierre de universidades, y la desaparición forzada y criminalización de pastores y líderes evangélicos, el control sobre los templos y de las actividades religiosas, de acuerdo con el documento.
Además se ha dado censura de medios evangélicos, presión fiscal, cierre de asociaciones y confiscación de bienes, la cancelación de la personalidad jurídica de la iglesia Morava, y la actual detención del pastor Rudy Palacios.
Según ese Colectivo, hay un uso sistemático del poder estatal para eliminar la independencia de las iglesias y limitar su rol social y espiritual en la vida pública del país.
El papel de las Iglesias en la crisis
Las iglesias, especialmente la católica, jugaron un rol destacado en ser mediadores y testigos en el fallido diálogo nacional de 2018, y denunciar los abusos y brindar refugio a manifestantes heridos
«El no respaldar al Gobierno y por lo contrario acompañar a la población civil provocó la animadversión del gobierno, que percibió a las instituciones religiosas como una amenaza directa a su continuidad de perpetuarse en el poder», anotó la ONG, para la cual el Ejecutivo, como respuesta, implementó una política de Estado para restringir la libertad religiosa.
Las relaciones entre el Vaticano y Managua atraviesan momentos de gran animadversión.
En marzo de 2023, el fallecido papa Francisco calificó como una «dictadura grosera» el régimen de Ortega en Nicaragua, un mes después de la condena por «traición a la patria» del obispo Álvarez a 26 años y cuatro meses de prisión, ahora exiliado y desnacionalizado.
Ortega, a su vez, disolvió y expropió a la Compañía de Jesús – conocidos como los jesuitas-, orden a la que pertenecía el sumo pontífice, y también ha calificado de «mafia» y antidemocrática a la Iglesia.
EFE