El partido independentista Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ganaría las elecciones regionales catalanas de este domingo, con entre 36 y 38 diputados, mientras que el Partido Socialista (PSC) ocuparía la segunda plaza, con entre 34 y 36 diputados, aunque con más número de votos, según los sondeos de las televisiones públicas española (TVE) y catalana (TV3).
La formación ultraderechista Vox, en tanto, entraría por primera vez en el Parlamento regional catalán, con entre 6 y 7 diputados, por delante del tradicional partido conservador español, el Partido Popular (PP), con entre cuatro o cinco representantes.
El objetivo de los separatistas no era sólo mantener su ajustada mayoría en el parlamento catalán, con sede en Barcelona, sino también romper por primera vez la barrera del 50% del voto popular.
Illa a punto
Salvador Illa, que dirigió la respuesta española al coronavirus como ministro de Sanidad hasta el mes pasado, lideraba la candidatura del Partido Socialista del presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Illa confiaba en poner fin al control que han ejercido durante la última década los legisladores independentistas en el Parlamento regional.
Según el sondeo publicado por la televisión local TV3, y realizado en las últimas dos semanas, Illa habría quedado en cabeza en número de votos (24,5%). Pero en número de escaños, se habría visto superado por el partido Izquierda Republicana.
En total 5.368.881 catalanes estaban llamados a votar este domingo en unas elecciones marcadas por la pandemia de coronavirus, que ha incrementado en más de un 300 por ciento el voto por correo y ha provocado una caída en la participación, de acuerdo con datos aún provisionales.
Las autoridades instaron a las personas especialmente vulnerables al COVID-19 a votar entre las 9 de la mañana y el mediodía, mientras que la población general debía hacerlo desde el mediodía y hasta las 7 de la noche. Eso dejaba la última hora del proceso, de 7pm al cierre de urnas a las 8pm, para votantes contagiados o en cuarentena debido al contacto reciente con una persona infectada.
En un contexto de alta incidencia del virus, la participación se desplomó. A las 18, hora local (17 GMT), solo habían votado 45,6% de los 5,6 millones de electores, 22 puntos por debajo de los comicios en 2017, que batieron un récord de movilización.
Estrictos controles de bioseguridad
El gobierno regional había intentado aplazar los comicios a finales de mayo por la pandemia pero la justicia lo impidió. Aunque se temía a una desbandada de los ciudadanos designados por sorteo para trabajar en el dispositivo electoral -más de un 40% habían pedido no ir-, todos los puntos de votación pudieron abrir.
Para minimizar el riesgo de contagio, las autoridades establecieron puntos de votación en espacios abiertos como el entorno del estadio del FC Barcelona o una plaza de toros en la ciudad de Tarragona. Los votantes entraron a cuentagotas y debieron hacer fila en el exterior bajo una molesta e intermitente lluvia.
La acaudalada región, donde se habla catalán además de español, ha sido el escenario de la mayor crisis política de España en décadas, desde que los líderes separatistas fracasaron en su intento de independizarse en 2017, desafiando las advertencias judiciales sobre que era inconstitucional. Varios de esos líderes terminaron en prisión, mientras que otros huyeron a otros países europeos.