La junta militar, que detenta el poder en Birmania desde el golpe de Estado de 2021, subió este martes a 2.719 los fallecidos y a 4.521 los heridos por el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el viernes el centro-norte del país, según dijo el portavoz del régimen, Zaw Min Tun.
El régimen castrense había cifrado la víspera en más de 2.000 los fallecidos. Por su parte, el prodemocrático Gobierno de Unidad Nacional (NUG), opuesto a la junta y que controla partes del país, dijo este martes que 8,5 millones de personas se han visto «directamente afectadas» por el terremoto.
Cuatro días después, un terremoto de magnitud 5 golpeó de nuevo este martes cerca de la ciudad de Mandalay, uno de los lugares más afectados por el devastador seísmo del viernes, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El temblor se registró a las 17:31 hora local a 10 kilómetros de profundidad en la región de Sagaing y unos 15 kilómeros al noroeste de Mandalay, la segunda ciudad del país con unos 1,5 millones de habitantes, precisó la agencia estadounidense, que mide la actividad sísmica en todo el mundo.
Agencias de Naciones Unidas y la organización Médicos sin Fronteras (MSF) subrayaron hoy que la falta de agua potable amenaza con empeorar la situación en Birmania, con miles de personas durmiendo a la intemperie cerca de cadáveres que siguen en las calles, lo que implica riesgos de propagación de infecciones y enfermedades.
Los equipos de rescate trabajan contra reloj para llevar ayuda y salvar a víctimas de los escombros con serias limitaciones logísticas y con el riesgo añadido del conflicto entre el Ejército y guerrillas étnicas y grupos prodemocráticos en algunas zonas afectadas.
El sismo del viernes, uno de los más graves en las últimas décadas en Birmania, también afectó a Tailandia, donde causó al menos 20 muertos, la mayoría en un rascacielos en obras que se derrumbó, donde continúan desaparecidas unas 70 personas.
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