Durante su pontificado, el papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, realizó un total de 47 viajes internacionales a 66 naciones diferentes, además de a 49 ciudades de Italia, y tocó cuatro continentes, pero nunca viajó a su Argentina natal, aunque siempre dijo que lo haría.
«No voy a ir a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños», explicaba el papa cuando le preguntaban por qué no iba a España y subrayaba para evitar malentendidos que fue a Marsella o a Córcega, pero «no a Francia» y tampoco ha pisado Alemania.
Aseguró que lo haría, aunque las personas más cercanas lo dudaban, y nunca viajó a su Argentina por el temor a ser instrumentalizado por una sociedad muy polarizada.
Tras la victoria de Javier Milei, y de haber sellado con él la pacificación tras los duros insultos del mandatario al pontífice, la visita por las reiteradas invitaciones parecía cercana, pero nunca ocurrió.
En Europa, España, junto a Alemania, fue el único gran país que no visitó. Quizá por las innumerables propuesta que le hicieron, como ir a Santiago de Compostela durante el Año Santo o a Ávila para la celebración del IV Centenario de la canonización de Santa Teresa.
Lo más cercano que estuvo fue de visitar las islas Canarias para poder poner en el centro el drama migratorio, uno de los grandes temas de su pontificado. «Quiero ir», repitió el pontífice, aunque nunca lo hizo.
Y tampoco faltó la invitación por parte de los Gobiernos españoles: el papa recibió a Mariano Rajoy en abril de 2013 y 2018 y a Pedro Sánchez en octubre de 2020 y en el mismo mes de 2024.
Un papa al que no le gustaba viajar
Aunque siempre afirmó que no le gustaba viajar, hizo muchos viajes a países lejanos que fueron bautizados como «las periferias del mundo».
Sus últimos viajes fueron una gira por cuatro islas del Pacífico: Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Timor Oriental y Singapur y después Bélgica y Luxemburgo y un día en Córcega.
Visitó países de mayoría musulmana como Baréin, Jordania, Albania y Turquía, donde recorrió la mezquita Azul y se detuvo para un emblemático rezo con otros líderes musulmanes; además de Bosnia, Azerbaiyan, Egipto, Abu Dabi, Bangladés, Marruecos y Kazajistán.
Y fue histórica su reunión en Irak en marzo de 2021 con el ayatolá Ali al-Sistani en Nayaf, lugar de peregrinación de decenas de miles de chiíes cada año.
En 2013, primer año de su pontificado, acudió a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, en 2014, viajó a Turquía, Tirana, Tierra Santa y Corea del Sur y Estrasburgo, y en 2015, Francisco viajó a Kenia, Uganda, República Centroafricana, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Bosnia, Sri Lanka y Filipinas.
Ese mismo año, en el mes de septiembre, realizó uno de los itinerarios más largos de su papado: un viaje apostólico por Cuba y Estados Unidos, aunque en este caso, con una intervenciones ante la sede de la Organización de Naciones Unidas y el Encuentro Mundial de las Familias, que se celebraba en Filadelfia.
En 2016, visitó la isla de Lesbos, Armenia, México, Georgia y Azerbaiyán yviajó a la JMJ de Polonia, y en 2017 viajó a Egipto, Birmania (Myanmar), Bangladés, Colombia y Suecia, y al santuario de Fátima, en Portugal.
En 2018, Francisco viajó a Chile y Perú, y a Suiza, Estonia, Letonia y Lituania y al Encuentro Mundial de las Familias de Dublín, y en 2019 visitó Tailandia, Japón, Mozambique, Madagascar, Islas Mauricio, Rumanía, Bulgaria, Macedonia del Norte, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos y Panamá, donde se celebró la JMJ.
Tras la pandemia volvió a Grecia y a Chipre, visitó Irak, y más tarde viajó hasta Eslovaquia y acudió a Hungría para asistir a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional.
En 2022 fue a Baréin, Kazajistán, Malta y Canadá, mientras que en 2023 visitó Mongolia, República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Marsella, Lisboa para la JMJ y Hungría. EFE