La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea ha revelado sus primeras imágenes de la atmósfera exterior solar: la corona, unas imágenes captadas gracias a sus dos satélites, capaces de volar como una sola nave, que lograron crear un ‘eclipse total’ artificial.
Con ello, Proba-3 no solo ha demostrado el potencial de las tecnologías de vuelo en formación, que era el principal objetivo de la misión, sino que las imágenes que ha obtenido han proporcionado importantes datos a los científicos que permitirán mejorar nuestra comprensión del Sol y su enigmática atmósfera.
La misión Proba-3, dirigida por la ESA y coordinada por la española Sener, es la tercera de una serie de sondas con las que Europa quiere probar tecnologías avanzadas espaciales. En este caso debía demostrar el vuelo simultáneo de dos satélites para observar la corona interna solar.
Y el pasado marzo, Proba-3 lo logró. Sus dos naves, el Coronógrafo y el Ocultador, volaron a 150 metros de distancia en perfecta formación durante varias horas sin ningún control desde tierra y manteniendo su posición relativa con una precisión milimétrica, una hazaña extraordinaria.
Para demostrar su increíble grado de precisión, las naves crearon eclipses solares totales artificiales en órbita: se alinearon con el Sol de manera que el disco de 1,4 metros de diámetro que lleva el Ocultador cubre el brillante disco solar para el Coronógrafo, proyectando una sombra de 8 cm de diámetro sobre el instrumento óptico, ASPIICS, que protegido por la sombra captura imágenes de la corona solar.
Estudiar el Sol
Observar la corona es fundamental para revelar el viento solar, el flujo continuo de materia desde el Sol hacia el espacio exterior.
Pero, además, la misión también es necesaria para comprender el funcionamiento de las eyecciones de masa coronal, las explosiones de partículas que el Sol envía casi a diario -sobre todo en los periodos de alta actividad- que nos regalan impresionantes auroras en el cielo nocturno pero que suponen una grave amenaza para las comunicaciones, la transmisión de energía y los sistemas de navegación en la Tierra.
Las imágenes coronales resultantes de las primeras rondas de observaciones del ASPIICS ofrecen una visión de los valiosos datos que podemos esperar de esta misión de eclipse.
«Muchas de las tecnologías que permitieron al Proba-3 realizar un vuelo en formación preciso se han desarrollado a través del Programa de Tecnología de Apoyo General de la ESA, al igual que la propia misión. Es emocionante ver cómo estas impresionantes imágenes validan nuestras tecnologías en lo que ahora es la primera misión de vuelo en formación de precisión del mundo», comenta Dietmar Pilz, director de Tecnología, Ingeniería y Calidad de la ESA.
El misterioso halo
La corona solar, cuya temperatura supera el millón de grados centígrados, está mucho más caliente que la superficie que hay debajo, una diferencia térmica contraria a la intuición que durante mucho tiempo ha sido un tema de debate en la comunidad científica.
El ASPIICS del Proba-3 (un instrumento mucho más avanzado que los coronógrafos tradicionales) ha podido analizar este misterio mediante el estudio de la corona muy cerca de la superficie solar.
«Me emocionó mucho ver las imágenes, sobre todo porque las obtuvimos en el primer intento», comenta Andrei Zhukov, investigador principal de ASPIICS en el Real Observatorio de Bélgica.
«Las imágenes del ‘eclipse artificial’ son comparables a las tomadas en un eclipse natural, la diferencia es que podemos crear nuestro eclipse una vez cada 19,6 horas de órbita, mientras que los eclipses solares totales solo se producen de forma natural una vez al año, y muy raramente dos veces al año».
Además, mientras que los eclipses totales naturales solo duran unos minutos, Proba-3 puede mantener su eclipse artificial hasta 6 horas.
«Aunque todavía estamos en la fase de puesta en marcha, ya hemos logrado un vuelo en formación preciso con una precisión sin precedentes. Esto es lo que nos ha permitido capturar las primeras imágenes de la misión, que sin duda serán de gran valor para la comunidad científica», destaca el director de la misión Proba-3, Damien Galano.
EFE