Al menos dos policías resultaron heridos de bala y 46 personas fueron detenidas en una noche de protestas y disturbios violentos en Louisville (Kentucky), después de que la Fiscalía de estado decidiera no imputar de asesinato a ningún agente de policía involucrado en la muerte de la afroamericana Breonna Taylor, en marzo.
Nada más de conocerse la decisión de la Fiscalía, centenares de personas salieron a manifestarse en Louisville, donde residía Taylor, así como en Nueva York, Washington D.C., Atlanta, Colorado o Los Ángeles, donde se repitió el clamor por la justicia social y el fin del racismo que ha llevado a miles de personas a las calles desde mayo en Estados Unidos.
El fiscal general de Kentucky, Daniel Cameron, anunció este miércoles que «después de una investigación exhaustiva» no veían razones para acusar de asesinato a ninguno de los tres agentes que en marzo irrumpieron en el apartamento de Taylor, operadora de emergencias médicas de 26 años, para ejecutar un registro relacionado con una investigación sobre menudeo de drogas de un exnovio de la mujer.
Según algunos testigos, los agentes no se identificaron pese a que era de noche e iban vestidos de civiles. Los agentes respondieron con una lluvia indiscriminada de más de treinta disparos después de que Kenneth Walker, novio de Taylor, disparara contra ellos al pensar que eran unos intrusos.
Taylor, que descansaba en su cama, falleció por los disparos y desde entonces su caso se ha convertido en un símbolo de la lucha por la igualdad racial y contra la brutalidad policial que sufren los afroamericanos en Estados Unidos y que desde mayo, con la muerte del George Floyd en Mineápolis, ha motivado protestas y disturbios en todo el país.
EFE.