El papa emérito Benedicto XVI se retractó de declaraciones centrales para el informe sobre el encubrimiento de abusos sexuales en la Iglesia católica en Alemania que fue presentado la semana pasada.
Georg Ratzinger reconoce ahora que sí, que estuvo presente en una reunión del obispado de Múnich y Freising en enero de 1980, en la que se trató el traslado de un sacerdote acusado de abusos a menores, según informó este lunes la Agencia Católica de Noticias (KNA).
No obstante, Ratzinger, a la sazón arzobispo de Múnich, aseguró que en aquella sesión no se habló de que el sacerdote en cuestión desempeñara labores pastorales, sino solamente de «hacer posible que contara con alojamiento en Múnich, durante su tratamiento terapéutico».
De acuerdo con las declaraciones del papa emérito citadas por KNA, ello se debe a «un error sin mala intención» que ocurrió durante el proceso de redacción de su posicionamiento frente a las alegaciones, un texto de 82 páginas.
El secretario privado de Ratzinger, Georg Gänswein, agregó que más adelante el papa emérito presentará una reacción más elaborada ante el informe, pero que por el momento la lectura del documento le llena de «vergüenza y dolor».
En los últimos días se han sucedido las críticas al comportamiento del papa emérito, que el pasado viernes fue tildado de «desastroso» por el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing.
El obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, reclamó en su sermón de este domingo que Ratzinger asuma la responsabilidad que le corresponde. «No puede ser que los responsables se escabullan con referencias a que no sabían nada o a que entonces había otra situación u otros procedimientos», afirmó.
Con información de EFE