La Justicia electoral condicionó la aceptación de una demanda presentada por el partido del actual mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, contra el resultado de las elecciones ganadas por Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, dijo este martes en un comunicado que la demanda, referida a la segunda vuelta de las elecciones, celebrada el 30 de octubre, solo puede ser analizada si también se presentan dudas sobre la primera vuelta, que se realizó cuatro semanas antes.
El 2 de octubre se celebraron las elecciones legislativas y la primera vuelta de las elecciones presidenciales y los Gobiernos regionales.
La demanda presentada por el Partido Liberal (PL), que apoyó la frustrada candidatura a la reelección de Bolsonaro, pide «invalidar» los resultados de las urnas electrónicas de modelos más antiguos usados en la segunda vuelta, pues las considera imposibles de auditar.
Una auditoría privada encargada por el PL apuntó que Bolsonaro fue el más votado en las urnas de modelo más nuevo, fabricadas a partir de 2020, con el 51,05 % de los sufragios.
En concreto, la demanda está enfocada en un 61 % de las 577.125 urnas utilizadas la segunda vuelta de las elecciones de octubre, sobre las cuales el PL dijo que fueron fabricadas entre 2009 y 2015 y «no pueden ser auditadas», a diferencia de las más modernas, modelo 2020.
Sin embargo, el magistrado De Moraes respondió que esas mismas urnas fueron igualmente usadas en la primera vuelta, por lo que instó al PL a «cuestionar también el resultado de la primera vuelta en un plazo de 24 horas».
El ingeniero Carlos Rocha, uno de los responsables del informe, sostuvo que fueron identificados «indicios muy fuertes de mal funcionamiento» de muchas urnas y que la intención es que sea realizada «una posible fiscalización, una verificación extraordinaria, frente a un hecho extraordinario».
El abogado Marcelo Bessa, quien representa al PL, agregó que «en razón de ese informe técnico, de las inconsistencias y los datos relevantes» que presenta, esa formación pidió a las autoridades electorales que «verifiquen ese posible mal funcionamiento».
Según Bessa, «si fuera constatado, deberían ser aplicadas las medidas legales necesarias», sobre las cuales declinó pronunciarse.
De acuerdo con el resultado oficial, Lula se impuso en la segunda vuelta del pasado 30 de octubre con el 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro.
Desde hace más de un año, el líder de la ultraderecha mantiene una dura campaña de descrédito contra las urnas electrónicas, sobre las cuales afirma que propician los fraudes, pese a que nunca han sido denunciadas desde que fueron adoptadas, en 1996.
Según el resultado oficial, Lula se impuso en la segunda vuelta el pasado 30 de octubre con el 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro.
El líder de la ultraderecha todavía no ha reconocido su derrota públicamente ni felicitado a su rival, pero sí ha permitido que se inicie la transición con el equipo designado por Lula para ese fin.
Desde el día después de las elecciones, miles de activistas de extrema derecha acampan a las puertas de cuarteles en varias ciudades del país, exigiendo un golpe de Estado que impida la investidura del líder progresista.
Con información de EFE