El día en que fueron asesinadas por el régimen de Rafael Trujillo, las hermanas Mirabal visitaron a sus maridos en la cárcel de Puerto Plata. Mientras volvían a sus casas, un escuadrón policial se cruzó en su camino. El terror ensombreció sus rostros: sabían lo que iba a suceder a continuación.
Este es el punto de partida de «El grito de las mariposas«, la nueva serie de Star+ que relata la lucha de estas tres activistas contra la dictadura trujillista en República Dominicana, un movimiento de resistencia en el que destacó una figura por encima de todas las demás: Minerva Mirabal.
«La definiría (a Minerva) como una mujer muy admirable y segura; una mujer que, pese a todo, sigue su ideología y lo que piensa y nada la va a callar. No es que no tenga miedo, pero es que cree ciegamente en su lucha», señala a EFE la actriz española Susana Abaitua, que encarna el papel de Arantxa Oyamburu, la otra protagonista de la obra.
Creada por el cineasta argentino Juan Pablo Buscarini, «El grito de las mariposas» consta de trece capítulos y se estrenará el miércoles, con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Represión contra las mujeres
Aupado al poder tras el derrocamiento del presidente Horacio Vásquez, Rafael Leónidas Trujillo, apodado ‘El Chivo’, gobernó República Dominicana con mano de hierro entre 1930 y 1961; un régimen basado en la supresión de las libertades civiles, la represión de toda forma de oposición y el culto a la personalidad del ‘Jefe’.
Las mujeres se llevaron la peor parte. Limitadas al ámbito del hogar y la crianza de sus hijos, fueron reducidas a meros objetos sexuales durante la «Era de Trujillo», quien recuperó una práctica de tiempos medievales: el «derecho de pernada», es decir, la posibilidad de violar con total impunidad a las hijas y esposas de sus funcionarios.
«Reconozco que antes de la serie no era consciente realmente de lo que fue este hombre: campos de concentración para homosexuales, el derecho de pernada… Era un hombre sádico y psicópata», sostiene Abaitua, cuyo personaje -que no existió en la vida real- representa a todas las mujeres que sufrieron a manos del régimen.
«Todo lo que va pasando esa mujer (Arantxa), que acaba encerrada, víctima de todo ese horror, de esas violaciones, de ese mundo, de esa mentira… Fue muy duro el rodaje y, a la vez, muy gratificante estar contando eso. Estuvimos seis meses en Colombia y estábamos todos a una, creyendo mucho en la historia», agrega la actriz vasca.
En este contexto vivió y creció Minerva Mirabal (1926-1960), interpretada por la dominicana Sandy Hernández. Nacida en una familia rural acaudalada, muy pronto desarrolló un interés genuino por las artes y las letras, que terminó derivando en una fuerte postura en favor de la democracia y los derechos humanos.
En compañía de sus hermanas Patria y María Teresa, Minerva fue uno de los rostros más visibles de la oposición a Trujillo, algo que se castigaba con la muerte: el 25 de noviembre de 1960, ‘Las Mariposas’ -así se apodaban- y su chófer murieron por orden directa del ‘Chivo’. Sus cuerpos aparecieron en el interior de su vehículo, en lo que trató de camuflarse como un accidente de tráfico.
Ejemplo internacional
El asesinato de las Mirabal no fue en vano. Su muerte provocó una profunda conmoción en la sociedad dominicana, elevando las protestas contra el régimen hasta culminar con el asesinato de Trujillo el 30 de mayo de 1961.
Para Belén Rueda, quien interpreta el personaje de Pilar Macías, «El grito de las mariposas» es una serie «muy educativa» y por eso debería enseñarse en los colegios, para conocer los motivos que llevaron a este grupo de mujeres a emprender una «lucha tan brutal» por la libertad.
«En determinados países, las mujeres tenemos avanzados derechos y tenemos que saber que ha habido mujeres que han perdido su vida por que nosotras estemos así ahora (…). Es una serie que creo que es necesaria», afirma la intérprete española a EFE.
Durante la conversación, Abaitua y Rueda admitieron que desconocían que el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer conmemora, precisamente, la muerte de las hermanas Mirabal, lo que subraya la «necesidad» de que «esta historia se sepa».
«Seguir haciendo este tipo de series, contando historias de odio y violencia, creo que sirve para impactar y para que la gente tome conciencia de esto y no se intente repetir, o eso es lo que quiero creer», sentencia Abaitua.
EFE / Javier Castro Bugarín