La ONG Voces de la Memoria acusó a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) de «mancharse de sangre» al permitir que el equipo venezolano UCV FC, vinculado a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) participe en la Copa Libertadores.
El miércoles 20 de febrero debutó este equipo venezolano y sus jugadores llevaban una camiseta que en el centro del pecho exhibía el sello de la División de Asuntos Especiales (DAE) de la DGCIM, señalada de ser responsable de torturas y crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
Este mismo símbolo también ha sido utilizado por el régimen de Nicolás Maduro en las operaciones de propaganda de la denominada «Operación Tun Tun», empleada para secuestrar y desaparecer líderes políticos y activistas.
«Esto es como si un equipo argentino, patrocinado por la Universidad de Buenos Aires durante la dictadura, hubiese jugado con el emblema de la ESMA, o si un equipo alemán lo hiciera con una esvástica», cuestionó la organización no gubernamental.
La ONG señaló que el director de la DAE de la DGCIM, Alexander Granko Arteaga, sería «el verdadero dueño» de UCV FC, razón por la cual su hijo de 16 años fue designado como jugador titular fijo, a pesar de su inexperiencia.
«El deporte venezolano ha sido tomado por testaferros y protagonistas del horror, quienes usan los equipos como herramientas de promoción y lavado de imagen», afirmó la ONG Voces de la Memoria.
Es que este equipo de fútbol formaría parte de un conglomerado de agrupaciones deportivas de diversas disciplinas vinculadas a Granko, que se muestran con el mismo sello de la DAE de la DGCIM, como el equipo de baloncesto Espartanos que tiene como sede una cancha de básquet ubicada en la cúpula del centro de torturas El Helicoide.
La ONG recordó que la FIFA proclama su compromiso con el Fair Play y que su Código Ético “rechaza la corrupción, la violencia y cualquier elemento que atente contra la integridad del deporte”.
«La participación de un equipo que exhibe el símbolo de un centro de torturas va en contra de estos principios y plantea serias dudas sobre los controles éticos de la Copa Libertadores. Resulta alarmante que este emblema haya sido aprobado por los estrictos reglamentos de la CONMEBOL, que prohíben expresamente mensajes políticos, salvo aprobación oficial. El silencio institucional ante este escándalo no solo normaliza la barbarie, sino que convierte al fútbol en un vehículo de legitimación para quienes violan derechos humanos. La FIFA y la CONMEBOL deben asumir su responsabilidad ética y tomar medidas inmediatas para evitar que el deporte se convierta en un escaparate de la impunidad», reclamó la organización Voces de la Memoria.
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