Tras más de una semana, finalmente el régimen de Nicolás Maduro rompió el silencio y se pronunció sobre el caso del avión venezolano-iraní que está retenido por la justicia argentina.
Mediante un comunicado, la Cancillería chavista reclamó al Gobierno de Uruguay por haber impedido el ingreso a su territorio para cargar combustible al Boeing 747 propiedad de Emtrasur, la filial de carga de Conviasa, pero que anteriormente pertenecía a la aerolínea iraní Mahan Air, sancionada por ser un brazo logístico de organizaciones terroristas.
«Venezuela rechaza categóricamente el irresponsable manejo que ofreció la autoridad aeronáutica del Uruguay, al revocar el permiso de sobrevuelo otorgado a la empresa venezolana Emtrasur, mientras que la aeronave se encontraba en el aire, cumpliendo el itinerario entre el Aeropuerto Internacional de Ezeiza Argentina-Montevideo-Caracas, para hacer su escala técnica de abastecimiento. La tripulación de la aeronave se vio obligada a retornar inmediatamente hacia el aeropuerto de Ezeiza en Argentina, no contando con el combustible reglamentario, poniendo en grave riesgo la vida de la tripulación», aseguró el régimen de Maduro.
El Ejecutivo chavista aseguró que la revocada de la autorización para aterrizar en Montevideo «pudo haber ocasionado una tragedia, pérdidas humanas y daños para ambas naciones».
Frente a ello, exigió al Gobierno uruguayo«explicaciones sobre este terrible hecho».
Sin embargo, el régimen de Maduro no se pronunció sobre el hecho de que del Gobierno argentino retuviera los pasaportes de los tripulantes del avión y también se negara a suministrarle combustible.