El cardenal Baltazar Porras denunció este sábado que el régimen de Nicolás Maduro le impidió viajar al estado Trujillo para celebrar una misa de acción de gracias en el santuario del doctor José Gregorio Hernández, en Isnotú, con motivo de su reciente canonización.
Porras explicó que, desde la noche del viernes, comenzaron una serie de maniobras y obstáculos que impidieron su llegada al lugar. Según relató, el viceministro de Cultos contactó a la Conferencia Episcopal Venezolana para advertir “la inconveniencia” de su presencia en la ceremonia, alegando supuestos “riesgos de disturbios”.
El cardenal detalló que posteriormente recibió un mensaje de la aerolínea estatal Conviasa notificándole que su vuelo había sido “suspendido hasta el 28 de octubre”, aunque el mismo vuelo despegó y aterrizó con normalidad. Ante ello, intentó viajar en una aeronave privada, pero al hacer escala en Barquisimeto se produjo lo que describió como un “despliegue militar inusitado”.
“Fuimos rodeados por militares armados hasta los dientes. No se nos permitió continuar el viaje ni salir del aeropuerto. Se nos dijo que el aeropuerto de Valera estaba cerrado, pero pudimos confirmar que seguían llegando vuelos. Todo indica que fue una orden superior”, denunció Porras.
El prelado calificó el episodio como un atropello a su derecho fundamental a la libre circulación y al ejercicio de su labor pastoral, al tiempo que lamentó que el Gobierno utilice la fuerza pública para obstaculizar una celebración religiosa.
“No hubo agresión física, pero sí un amedrentamiento evidente. Nos trataron como si estuviéramos tramando algo. Me pregunto cuál es el delito que he cometido para que no me permitan presidir una misa”, señaló.
Fuerte discurso en el Vaticano
Esta nueva arremetida contra el cardenal Porras ocurre pocos días después de que, en Roma, el prelado pronunciara un contundente discurso en defensa de los presos políticos venezolanos.
En la víspera de la canonización del Dr. José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles, el cardenal venezolano alzó su voz desde la Universidad Lateranense, donde denunció que la crisis que atraviesa Venezuela es “moralmente inaceptable” y exigió la liberación de los presos políticos.
“Tal como lo ha señalado reiteradamente la Conferencia Episcopal Venezolana, vivimos en una situación moralmente inaceptable”, afirmó Porras, al enumerar los males que aquejan al país: “la merma del ejercicio de la libertad ciudadana, el crecimiento de la pobreza, la militarización como forma de gobierno que excita la violencia, la corrupción y la falta de autonomía de los poderes públicos.”
El purpurado advirtió que este panorama “no ayuda a la convivencia pacífica ni a superar las carencias estructurales de la sociedad”, y sostuvo que figuras como José Gregorio Hernández “se convierten en un ícono que amalgama a todos en nuestra sociedad más allá de las diferencias”.
Porras también dedicó parte de su intervención a los migrantes venezolanos, señalando que deben ser “acogidos, protegidos, promovidos e integrados” porque “cada ser humano es hijo de Dios, portador de la imagen de Cristo”.
Finalmente, hizo un llamado a no olvidar a los presos políticos, víctimas de detenciones arbitrarias que destruyen familias: “Privados de libertad por razones no siempre claras, se rompe la unidad familiar y sufren todos sin que haya a quien reponer.”
El cardenal concluyó su intervención apelando a la esperanza en medio de la adversidad: “Es una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena y un país más solidario.”
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