El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, conversó este viernes con Nicolás Maduro, a quien le expresó su preocupación por los informes sobre la violencia registrada en Venezuela luego de las elecciones presidneciales.
«El Secretario General expresó preocupación por los informes de violencia post-electoral y violaciones de derechos humanos. Enfatizó la necesidad de
resolver cualquier disputa política de manera pacífica, a través de un diálogo genuino e inclusivo», informó el portavoz de la ONU en un comunicado.
La llamada se produce el mismo día en que la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos sobre Venezuela (FFM, por sus siglas en inglés) presentó este Ginebra, su más reciente informe, en el que denunció una nueva ola represiva «sin precedentes» tras las elecciones presidenciales del 28 viernes ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en de julio.
«La maquinaria represiva continúa cometiendo graves violaciones de derechos humanos», dijo la presidenta de la FFM, Marta Valiñas.
La experta alertó que se trata de «una de las crisis de derechos humanos más agudas en la historia» de Venezuela.
Valiñas advirtió que en el país «está desapareciendo la mínima apariencia de legalidad» y que hay un «riesgo de desintegración del Estado de Derecho».
En su informe, la Misión de la ONU documentó cientos de detenciones arbitrarias y decenas de casos de desaparición forzada.
«Continuaron los actos de tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes. La Misión identificó una serie de métodos de tortura utilizados por las fuerzas de seguridad o por los servicios de inteligencia, como puñetazos, gopes con planchas de madera o combates envueltos en espuma y descargas eléctricas, asfixia con bozas de plástico, inmersión en agua fría y privación forzada del sueño», detalló Valiñas.
La Misión también continuó registrando «actos de violencia sexual y basada en género, normalmente en centros de detención, que se incrementaron tras la crisis postelectoral», entre ellos «manoseos de senos, glúteos y genitales, desnudez forzada y requisas invasivas, amenazas e insultos sexistas y denegación de derechos sexuales y reproductivos contra algunas de las más de 200 mujeres y niñas detenidas, así como contra mujeres que visitaban a sus entes queridos en los centros de detención».