El Real Madrid se impuso este sábado por 2-1 a Osasuna en la final de la Copa de Rey que se disputó en el estadio de La Cartuja, en Sevilla, donde el brasileño Rodrygo Goes fue el autor de los dos goles, uno en cada tiempo de un partido, en el que contó con la gran colaboración de Vinícius Junior para que su equipo lograra el vigésimo trofeo de campeón de este torneo nueve años después.
Osasuna vendió cara su derrota en un partido en el que empató en el segundo período por mediación de Lucas Torró al borde de la hora de juego, pero no fue suficiente para que el conjunto pamplonés lograra su primer título de la historia en su segunda presencia en una final de Copa, después de que también la perdiera hace dieciocho años en su primera ocasión.
Se presentó una final entre dos clubes históricos pero con un currículum muy desigual, el espectacular del Real Madrid y otro, el de Osasuna, que quería meter en su vitrina el primer título nacional de su historia, pero en el fútbol la obligación y la ilusión, a un solo partido, puede tener muchas variantes.
A ello se unió que la formación que entrena el italiano Carlo Ancelotti tiene el próximo martes en el Santiago Bernabéu una cita de las marcadas en su calendario de cada temporada, la ida de una semifinal de la Liga de Campeones, en esta ocasión la que le mide al Manchester City.
En Osasuna no hubo ningún tipo de dilema, fue el partido mas importante después de que en 2005 perdiera en el ya desaparecido Vicente Calderón su primera final de Copa ante el Betis, por lo que los de Jagoba Arrasate, con las anunciadas bajas por lesión de defensa Nacho Vidal y del centrocampista serbio Darko Brasanac, fueron con todo.
El partido rompió su ritmo en los últimos minutos de la primera parte debido a una serie de faltas que caldearon a los futbolistas de ambos equipos, aunque se llegó al descanso con ese 1-0 que se quedaba como una incógnita para la segunda, en la que el Osasuna hizo lo que no pudo buena parte de la primer, presionar alto.
Ello pareció no importarle demasiado al Real Madrid para, con la labor de contención de Toni Kroos, esperar para buscar una rápida recuperación que le diera juego a Vinícius, Rodrygo y Benzema, pero ello no le dio resultado y fue el rival que sí salió beneficiado de su disposición táctica con un zapatazo de Lucas Torró que se lo puso imposible a Courtois.
El empate, con algo mas de media hora por delante del tiempo reglamentario, hizo reaccionar de inmediato a los de Angelotti y la historia se repitió, Vinícius se fue por la línea de fondo, centró, ahora participó Kroos, y culminó Rodrygo.
Fue la sentencia, porque el Real Madrid ya no quiso dejarse sorprender más pese a que Osasuna nunca se rindió en busca de un nuevo empate que no llegó.
Con información de EFE