Así como ocurre con decenas de gobiernos de todo el mundo, muchas organizaciones internacionales vienen denunciando desde hace tiempo las violaciones a los derechos humanos perpetradas por las dictaduras de Nicolás Maduro y Daniel Ortega en Venezuela y Nicaragua, respectivamente. Una de ellas es la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en reiteradas ocasiones alzó la voz para denunciar desde ejecuciones extrajudiciales hasta las condiciones en las que están recluidos los presos políticos en ambos países.
Esmeralda Arosemena de Troitiño se desempeña como relatora de la CIDH para Venezuela y Nicaragua. En entrevista con el diario español El País afirmó que “ni Ortega ni Maduro están dando ninguna muestra de un diálogo constructivo” para terminar con las crisis de sus países, y al mismo tiempo instó a la comunidad internacional -y en particular a la región- a “comprometerse más” con el drama que están viviendo esos pueblos.
“Aún a la región le está faltando la consciencia de humanidad, de compromiso con la gente, no del compromiso con ideologías. Se trata de la humanidad”, manifestó la activista por los derechos humanos.
Al respecto, apuntó que la grave crisis humanitaria que atraviesa Venezuela, uno de los países más ricos de la región, ya provocó la salida de más de seis millones de personas. Sobre Nicaragua recordó que tiempo atrás “mostró al mundo su lucha por la libertad y hoy está así”.
“A nuestros países aún le falta este análisis más allá de la conceptualización política. Necesitamos una nueva humanidad, más solidaria y equitativa. Esos son los principales objetivos de un diálogo objetivo y constructivo, aunque hoy ni Ortega ni Maduro están dando ninguna muestra de un diálogo constructivo”, consideró Arosemena de Troitiño.
Alertó, además, que la crisis migratoria provocada por la situación de Venezuela debe preocupar a los países de la región, porque “está impactando nuestras democracias”.
Por eso, instó a los líderes “a construir un espacio regional que permita establecer cuáles son los objetivos que nos guían”: “No se trata de una intervención. Yo no creo en intervenciones. Hay que trabajar con todas las fuerzas de los países y encontrar juntos respuestas democráticas sin agendas ocultas”.
Consultada por las denuncias de ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, como las expuestas en el informe de la Misión Independiente de la ONU, la relatora de la CIDH explicó que esas ejecuciones se van a constituir en crímenes de lesa humanidad y su propósito es “intimidar y callar”.
En ese sentido, detalló que no sólo son responsables las fuerzas de seguridad del régimen, sino también grupos civiles “que asumirán que están ‘limpiando la sociedad’”: “No se reconocen que son ejecuciones extrajudiciales, sino que las catalogan como ‘resistencia a la autoridad’ y con esa frasecita están matando a la gente y por eso los venezolanos se siguen yendo”.
Arosemena de Troitiño también cuestionó el funcionamiento de la justicia tanto en Venezuela como en Nicaragua, donde ese poder es controlado por los regímenes de Maduro y Ortega.
Al ser consultada por la situación de los presos políticos nicaragüenses, en particular los que se encuentran en la prisión de El Chipote, respondió: “Me preocupa el sistema de justicia y esa falta absoluta de independencia para el manejo de las investigaciones. Leía hoy que se están colocando tipos delictivos en blanco, que no son tipos penales que la justicia reprende, se están condenando a personas a 12 años de prisión. Es otro concepto de la detención como respuesta social y la cárcel no es una respuesta social”.