El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) informó este lunes del próximo envío de una misión de inspectores a dos instalaciones nucleares de Ucrania por petición de las autoridades de Kiev.
El envío de los inspectores está relacionado con las acusaciones rusas de que Ucrania podría emplear una «bomba sucia», algo negado por Kiev. La agencia nuclear de la ONU tampoco tiene ningún indicio del desvió de material nuclear ni de actividades ucranianas no declaradas.
«El OIEA está preparado para visitar esos lugares en los próximos días», señala un comunicado de la agencia nuclear de la ONU.
«El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) está al tanto de las declaraciones hechas por la Federación Rusa el domingo sobre supuestas actividades en dos instalaciones nucleares en Ucrania», señala la agencia de la ONU encargada de velar por la seguridad nuclear.
El director general de la agencia, el diplomático argentino Rafael Grossi, reafirmó que esas dos instalaciones están «bajo las salvaguardias (controles) del OIEA», y los inspectores internacionales han visitado de forma frecuente sus instalaciones.
El OIEA recibió este lunes una solicitud de Ucrania para que los inspectores se desplacen a esas dos instalaciones para realizar tareas de verificación, en lo que parece una muestra de transparencia de Kiev ante las acusaciones de Rusia.
«El OIEA inspeccionó uno de estos lugares hace un mes y todos nuestros hallazgos coincidieron con las declaraciones de salvaguardias de Ucrania», dijo Grossi.»No se encontraron actividades o materiales nucleares no declarados allí», agregó.
El Gobierno ruso ha denunciado la posibilidad de que Ucrania utilice una «bomba sucia» en su propio territorio para culpar a Rusia de utilizar armas de destrucción masiva y generar una dura respuesta de Occidente, acusación que Kiev ha rechazado y que París, Washington y Londres consideran un «pretexto para una escalada» militar rusa.
Una «bomba sucia» es un artefacto explosivo que, una vez detonado, disemina elementos radiactivos en la atmósfera y en el suelo. EFE