Toto Wolff ya había advertido lo que iba a suceder, pero el impacto no deja de ser contundente. Lewis Hamilton faltó a la clásica fiesta de fin de año de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y tensó más el ambiente de la Fórmula 1 que convive con sus horas más controversiales tras la definición del título en la última vuelta del GP de Abu Dhabi que coronó a Max Verstappen.
“Ambos no estaremos allí. No estaré por mi lealtad a Lewis y por mi propia integridad personal”, aclaró Toto cuando le preguntaron si iban a estar en París para la gala. En su lugar fue el director técnico de Mercedes, James Allison, quien debió recibir los galardones por el título de Constructores en la F1 y la coronación en la Fórmula 1. De todos modos, el equipo tuvo otro gesto previo que crispó los ánimos: no envió ninguno de sus autos para las habituales fotos que se realizan en la previa.
“En cierto modo estoy intentando compartimentar la rabia por el resultado del campeonato de pilotos de F1 y, por otro lado, el orgullo y la alegría de haber conseguido algo sin precedentes y que hay que celebrar”, aseguró Wolff.
Lo llamativo del caso es que el reglamento de la Fórmula 1 establece claramente en su Artículo 6.6: “Los pilotos que terminen en primer, segundo y tercer lugar del Campeonato deberán estar presentes en la ceremonia anual de entrega de premios de la FIA”. Sin embargo, no queda claro el castigo existente ante un incumplimiento de esta legislación.