El papa Francisco ofició este sábado en el Vaticano la misa de Navidad con aforo reducido por el aumento de los contagios de coronavirus, en especial con la variante Ómicron.
El pontífice encabezó la misa Natividad del Señor – Bendición Urbi et Orbi en el tradicional balcón central de la Basílica de San Pedro.
Francisco rezó por la paz en Siria, Tierra Santa, Yemen, Sudán del Sur, Ucrania, Myanmar y Etiopía.
“Aunque el mensaje del nacimiento del Salvador, fuente de la verdadera paz, resuena en nuestros corazones y en el mundo entero, seguimos siendo testigos de un gran número de conflictos, crisis y desacuerdos”, dijo el pontífice. “Parece que no terminan nunca los conflictos y contradicciones”, agregó.
Entre sus otras súplicas por la reconciliación, Francisco se acordó de Sudán y Sudán del Sur, del norte de África, de Etiopía y de Myanmar, al tiempo que rezó contra “nuevos brotes de un conflicto largamente enconado” en Ucrania, que se enfrenta a una posible invasión de Rusia.
Como es su costumbre, el papa también destacó las necesidades de los migrantes y refugiados.
“Sus ojos nos piden que no miremos hacia otro lado, ignorando nuestra humanidad común, sino que hagamos nuestras sus historias y seamos conscientes de su situación”, dijo.
“Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados. Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse. Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día”, manifestó.