Australia retrasó del 1 al 15 de diciembre la apertura parcial de las fronteras a los trabajadores cualificados y estudiantes extranjeros vacunados tras detectar cuatro casos de la nueva variante Ómicron del COVID-19.
La medida, que también afecta a viajeros con visados de visita familiar, se ha tomado para dar tiempo a las autoridades a estudiar la nueva variante y la eficacia de las vacunas con ella, indicó el Gobierno en un comunicado recogido por la cadena pública ABC.
Las burbujas de viaje que iban a permitir entrar al país desde la misma fecha a los viajeros de Japón y Corea del Sur vacunados contra el COVID-19 también se retrasan hasta el día 15, agregó el Ejecutivo australiano.
“Esta temporal suspensión va a garantizar que Australia recabe la información necesaria para comprender mejor la variante ómicron” explicó el primer ministro. Scott Morrison citó entre estos conocimientos necesarios “la eficacia de las vacunas, el grado y los síntomas de la enfermedad que puede generar y el nivel de contagio” dela nueva variante.
Las autoridades han detectado cuatro casos de la nueva variante, incluidos dos pasajeros llegados este lunes en un vuelo procedente de sur de África y otras dos personas que desembarcaron de un avión llegado desde Doha. Posteriormente se confirmó un quinto caso.
Como muchos otros países alrededor del mundo, Australia está aprobando restricciones de viaje ante la nueva variante ómicron, detectada primero en Sudáfrica y considerada como preocupante por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde el sábado, las autoridades australianas prohíben la entrada en su territorio a viajeros no australianos ni residentes en el país que hayan visitado en los últimos 14 días Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia, Malaui, Mozambique o las Islas Seychelles, donde se sospecha que circula la variante ómicron.
Los australianos o residentes que llegan de esos países tienen permitida la entrada pero deben cumplir una cuarentena de 14 días en un centro designado por las autoridades.
Australia acumula más de 208.000 contagios por covid-19 desde el inicio de la pandemia, incluidos 1.994 muertos hasta el momento.