Dos sacerdotes del sur de Italia, el fraile franciscano Domenico Silvestro y el párroco de la basílica de San Antonio de Padua de Afragola, en la provincia de Nápoles, fueron detenidos por violencia sexual y por haber organizado el robo de unos teléfonos en el que se encontraban varias pruebas de los abusos.
Según las investigación, Gildi habría encargado el robo con violencia contra las dos víctimas de abusos para ocultar pruebas y en total fueron detenidas seis personas, entre ellas dos hombres que se encargaron del robo en el domicilio.
La investigación comenzó con la denuncia de dos personas de Afragola, que informaron a los Carabinieros que habían sufrido un robo en su domicilio a manos de dos sujetos armados con bastones y un cuchillo y que se llevaron los teléfonos móviles de las dos víctimas, informaron este jueves los medios.
Los Carabineros permitieron identificar rápidamente a los autores del robo y comprobaron que en los teléfonos móviles habían documentado, con vídeos y chats, los abusos sexuales sufridos por las dos víctimas cometidos por los dos religiosos.
Además, las investigaciones revelaron la existencia de una carta, enviada por el abogado de las dos víctimas a los frailes superiores, en la que se mencionaban los abusos sexuales, que tuvieron lugar a cambio de trabajo y ayuda social que los dos religiosos supuestamente prometieron a las dos víctimas.
Además de los dos sacerdotes, se detuvo a un hombre de 52 años y a otro de 43 de Afragola, a los que Gildi recurrió para cometer el robo, así como a un joven de 20 años de San Vitaliano y a otro de 19 de Marigliano, que luego cometieron materialmente el robo.
Según el relato de una de las víctimas que publica el diario ‘Corriere della Sera’, conoció en 2016 al fraile en un chat y comenzó «a mantener relaciones sexuales con el fraile a cambio de comida, tabaco y otras cosas»
Pero el hombre también cuenta que «el fraile no se limitaba a mantener relaciones sexuales con él, sino que le pedía que buscara a otros chicos dispuestos a mantener relaciones sexuales», y que los encuentros sexuales continuaron entonces, bajo la amenaza de perder la ayuda.