La ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) reveló que durante el 2022 fallecieron 76 presos, 55 de ellos «por hambre y falta de atención médica«.
«La tuberculosis y la desnutrición, desde el 2017 y hasta la fecha, son la causa principal de los decesos tras las rejas«, aseguró el presidente de la ONG, Humberto Prado, durante la presentación de su informe en una rueda de prensa virtual.
De acuerdo al estudio, 2022 fue el año con el porcentaje más elevado de fallecidos por salud en cárceles, calculado en un 72,37%. A esta cifra se suman los decesos en calabozos de detención preventiva, donde el OVP computó 53 muertes, 27 de ellas «por condiciones de salud».
El observatorio explicó que la situación de hacinamiento, que, aseguró, es del 64,19%, y el encierro generan la proliferación de patologías como la tuberculosis, neumonía, hepatitis, paludismo, enfermedades cardiovasculares, en la piel y gastrointestinales que, según la investigación, no son correctamente atendidas.
«El abandono de las personas privadas de libertad y las precarias condiciones de reclusión en las que permanecen representa el mayor peligro a la salud. Las cárceles se han convertido en un nicho para la proliferación de enfermedades, en aumento van los casos donde la persona llega al lugar de reclusión en buen estado de salud y en el transcurso de la detención la misma va en detrimento», subrayó.
Pranes controlan las cárceles
El informe también destaca que «el 46% de la población carcelaria venezolana está en sitios bajo el control del pranato, 43% de control mixto y 11% en control del Estado. Esta situación se ha extendido a los calabozos policiales, ya que, se identificó un primer pran en estos espacios, ubicado en el estado Zulia».
«Los pranes han dotado las instalaciones de las cárceles con lujos, en estos espacios encontramos cajeros automáticos, piscinas, discotecas, canchas deportivas, negocios de alimentos y se permite el ingreso de vehículos. Trafican armas y drogas, proyectándose, inclusive, fuera de los recintos carcelarios, porque el líder negativo no se limita a dirigir solo los ‘carros’, sino también unas estructuras criminales denominadas ‘trenes’, usadas para extorsionar, asesinar y aterrar al ciudadano común«, agrega el escrito.
Resalta que el «Estado venezolano se ha dado a la tarea de armarlos, al punto en que se han convertido en individuos que infunden temor, obediencia y respeto al resto de la población penal».
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