El presidente de China, Xi Jinping, aterrizó en Rusia donde se reunirá este lunes y el martes con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en una visita de Estado que pretende reforzar aún más la estrecha alianza entre los dos países con la guerra en Ucrania y el aislamiento ruso por Occidente como trasfondo.
El mandatario chino llegó sobre las 10.00 GMT al aeropuerto de Vnúkovo-2, donde también tocó tierra otro avión con la delegación china.
Fue recibido en una alfombra roja por el viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernishenko, tras lo cual dijo que está «muy contento» por la invitación de Putin. «China y Rusia son buenos vecinos y socios confiables conectados por montañas y ríos», señaló.
Se trata del noveno viaje de Xi a Rusia, durante el cual mantendrá un almuerzo informal en el Kremlin con su «amigo» Putin y mañana a partir de las 12.00 GMT (hora local) negociaciones formales con las respectivas delegaciones, durante las cuales se firmarán importantes acuerdos.
Occidente teme que estas negociaciones sirvan a Rusia no solo para reforzar sus lazos con China como mercado alternativo, sino también para eludir sanciones tras informaciones sobre la aparición de un dron chino en el campo de batalla en Ucrania y sobre el suministro de armas chinas, según el diario estadounidense POLITICO.
El mandatario chino es el aliado más potente y relevante en un momento en el que Putin está aislado internacionalmente por la campaña militar rusa en Ucrania y que desde la semana pasada es además objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), en la que China ve un «doble rasero».
La foto con Xi en el Kremlin es un mensaje a Occidente de que los dos países, a través de su amistad «eterna» y ante los intentos de «contenerlos», hacen frente común contra «acciones de hegemonía, despotismo y persecución», como lo ha descrito el presidente chino en un diario ruso antes de aterrizar en Moscú.
La visita del mandatario chino también indica que Xi no dejará caer a Putin, que necesita a China ante las sanciones occidentales. No en vano, el volumen del comercio bilateral sumó el año pasado 190.000 millones de dólares, un 116 % más que hace diez años.
En el trasfondo de la visita de Xi a Rusia está la guerra en Ucrania, en la que China ha mantenido una postura ambigua, ya que defiende por un lado la integridad territorial ucraniana y por otro aboga por tener en cuenta las preocupaciones de seguridad de Rusia.
La iniciativa de paz de China ha sido acogida en Rusia con matices, porque respetar la integridad territorial supondría devolver a Ucrania los territorios ocupados, mientras que en Kiev considera que el plan chino carece de lógica y está lleno de contradicciones, porque no se puede tener en cuenta los intereses del país agresor.
«De una forma u otra, los temas que se abordan en este plan, por supuesto, inevitablemente se tratarán durante el intercambio de puntos de vista sobre Ucrania. Sin duda, Ucrania estará en la agenda», dijo hoy el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
«Sobre la base de la esencia de lo que sucede, China mantiene una postura imparcial y objetiva, aplica activos esfuerzos para ayudar a la reconciliación y las negociaciones de paz», escribió Xi en su artículo.
Putin a su vez escribió en el diario oficial chino que está abierto a una «solución político-diplomática» a la guerra en Ucrania, pero recalcó que cualquier proceso de paz «solamente depende de la voluntad de mantener conversaciones serias teniendo en cuenta las realidades geopolíticas».
«Desafortunadamente, las demandas de ultimátum dirigidas a Rusia hablan solo de aislamiento de tales realidades y desinterés en encontrar una salida a la situación actual», sentenció.
EFE