El presidente chileno, Gabriel Boric, reconoció este jueves que la relación con el régimen de Nicolás Maduro «no es fácil», pero aseguró que su Gobierno tiene «la mejor voluntad» para encontrar una solución a los más de 20.000 migrantes venezolanos que Chile busca deportar a su país de origen.
«Venezuela tiene un rol muy importante que jugar. Acá no se trata de que escalemos problemas, sino que busquemos soluciones. Y ese es el espíritu del Gobierno chileno«, dijo Boric en declaraciones a los medios desde el norte de Chile.
El mandatario progresista admitió que la migración es un fenómeno «muy difícil» y su Gobierno usará «todas las herramientas que otorga el derecho internacional para abordarlo».
«La relación evidentemente hace tiempo no es fácil, pero nosotros tenemos la mejor voluntad para trabajar», añadió.
Desde la localidad de Colchane, epicentro de la inédita crisis migratoria que vive Chile, Boric pidió el miércoles a Bolivia y Venezuela recibir a los migrantes deportados y anunció un reforzamiento de las medidas de seguridad en la frontera norte para frenar la llegada irregular de migrantes, principalmente venezolanos desde territorio boliviano.
Las declaraciones de presidente chileno, que siempre ha sido muy crítico con el régimen de Nicolás Maduro y las violaciones a los derechos humanos, despertaron las críticas del canciller venezolano, Yván Gil.
«El Gobierno de Venezuela aún no ha recibido solicitud de trabajo coordinado con (el) Gobierno de Chile respecto a supuestas deportaciones de venezolanos. La coordinación en esta materia ha sido un clamor nuestro, así como la exigencia de respeto a los DDHH de nuestros compatriotas», indicó Gil en Twitter.
En Chile, hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población, siendo los venezolanos los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.
EFE