Fundada el 6 de junio de 1995, la parroquia El Paraíso, ubicada en el noroeste del municipio Libertador, cuenta con una población aproximada de más 300 mil habitantes.
Se creó a petición del entonces concejal Héctor Urgelles, razón por la cual las parroquias La Vega, San Juan y Santa Teresa tuvieron que ceder parte de sus jurisdicciones para que la urbanización El Paraíso pasara a ser parroquia.
Hace poco más de 20 años llegar a la parroquia El Paraíso representaba una sensación de acogedora felicidad. Encontrarse en la Plaza Madariaga, visitar los comercios que allí se ubicaban y ver la alegría de los estudiantes de la Universidad Santa María sobrepasaba los límites de lo agradable. Lo mismo sucedía cuando el recorrido era por la avenida Páez, El Pinar con su zoológico, las Fuentes, la avenida Bernardo O’ Higgins, etc. Había orden, limpieza y seguridad, lo cual se reflejaba en los rostros apacibles y el comportamiento ejemplar de sus ciudadanos.
Hoy, lamentablemente, se encuentra en condiciones diametralmente opuestas. Dejó de ser aquel Paraíso para convertirse en un territorio en que la angustia, la desesperación, la tristeza y la indignación se han apoderado de sus habitantes, frente a la dura realidad que viven todos los habitantes.
“En la actualidad es notable el estado de abandono en cuanto a la vialidad, a las aguas negras y los arboles destrozando las aceras y el aso de los peatones”, como señaló el dirigente social y vecino de la parroquia, Ismael Mata, quien viene desarrollando un trabajo comunitario de denuncia a través de los medios de comunicación, así como recorridos y visitas a los distintos sectores de la parroquia.
Otra denuncia que formula el dirigente Mata es el estado de la vialidad en los distintos sectores, en la que existen calles con huecos de años, el deterioro de las aceras, el alcantarillado sin tapas y la cantidad de basura que abunda en las vías. “De El Paraíso solo el nombre es lo que queda, porque en más de tres períodos municipales que han pasado ninguno de los alcaldes dieron soluciones a los problemas, al mostrar solo una total inoperancia y burla hacia los habitantes con puros paños de agua caliente”, afirmó Mata.
Por otra parte, los también vecinos y dirigentes sociales de la parroquia El Paraíso, tal es el caso de Mario Segovia, señala que “lo que más preocupa y atemoriza es la inseguridad que se vive en los sectores, donde son blancos constantes del hampa y a su vez sufren los embates de lo que se vivió por ejemplo el año pasado en la Cota 905, por los constantes tiroteos donde han sido heridos innumerables vecinos y hasta murieron por las balas perdidas”, por lo que aseguro que “la vida de los ciudadanos ha quedado a la voluntad de Dios, porque al Gobierno esa situación se le escapó de las manos completamente”.
Entretanto, Beatriz Rachadel, también residente de El Paraíso, denunció la crisis del agua que se vive en la parroquia, por una perpendicular que está al lado de las Residencias Villa Madrid y del concesionario Ford de la parroquia. “Es increíble que el año pasado reportara este enorme bote de agua en el aniversario 26 de la parroquia y hoy en el aniversario 27 sigue el mismo problema por la incompetencia de las autoridades”, subrayó.
“El impacto ambiental y sanitario es bastante alarmante debido a que disminuye la calidad de vida, los botes de aguas negras o residenciales son de origen urbano que provienen de viviendas, sus principales contaminantes son el nitrógeno y fósforo, compuestos orgánicos, baterías coniformes fecales, materia orgánica, entre muchos otros”‘, agregó.
Rachadel detalló que esto representa un riesgo de salud pública sobre todo en países que tienen recursos económicos limitados y su sistema de atención médico está debilitado, factores que se evidencian en Venezuela y se intensifican por la poca distribución de agua potable en los hogares.
El dirigente Ismael Mata, también habló del estado en que se encuentra la vialidad en la parroquia El Paraíso, como es el caso de la populosa zona popular de La Coromoto “donde el deterioro es notable y el colapso hasta de obras inconclusas son una muestra de la corrupción y desidia de los gobernantes que no se ocupan de atender la verdadera problemática de los habitantes”.
Mata indicó que “para cambiar la realidad de deterioro, olvido y abandono de la parroquia el Paraíso hace falta un cambio político integral, para poder contar con autoridades comprometidas con los ciudadanos en todos los niveles y así dar efectivas respuestas a las necesidades de los habitantes. Eso pasa por tener un buen alcalde de Libertador y unos concejales que legislen para el beneficio de los caraqueños. Eso pasa por el control y rendición de cuentas de todas la gestiones de políticas públicas que se realicen, porque el país en este momento es un desastre total precisamente por la anarquía y la corrupción”.