La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet, culminó su visita a China y ofreció una rueda de prensa en la que instó al régimen de Xi jinping a evitar “medidas arbitrarias” en la campaña “antiterrorista” en la región de Xinjiang.
Con información de AFP
China está acusada de retener a un millón de uigures y otras personas de minorías musulmanas en centros de detención, de esterilizar a las mujeres y obligar a estos ciudadanos a realizar trabajos forzados.
Por ello, la ex mandataria chilena aclaró que su visita no se trató de “Misión de investigación” pero que sí afirmó que había hablado “con franqueza” a los dirigentes comunistas. Sin embrago, sus declaraciones suscitaron polémica entre las víctimas y los activistas de derechos humanos que exigen mayor compromiso ante el brutal atropello de los derechos humanos dle régimen chino.
Es que según numerosas investigadores, las autoridades chinas internaron más de un millón de uigures y otras personas surgidas de etnias musulmanas en centros de detención y cárceles de la provincia. Mientras Pekin niega esa cifra y explica que se trata de “centros de formación profesional” destinados a combatir el radicalismo islamista, ex detenidos testimoniaron sobre violaciones y torturas en el interior de esos campamentos, y el adoctrinamiento político de la parte de oficiales chinos, todo eso enmarcado en un sistema de vigilancia omnipresente.
El año pasado, Estados Unidos adoptó una ley que prohíbe la importación de productos fabricados por medio del trabajo forzado en Xinjiang.
En abril, China afirmó que ratificó dos convenciones internacionales contra el trabajo forzado.
Según universitarios y militantes de ONG, las medidas de control de nacimientos muy estrictos tomadas en Xinjiang desde 2017, especialmente las cuotas de esterilización y la instalación de esterilizantes, hacen parte de una tentativa deliberada para reducir los nacimientos en las minorías étnicas.
China combatió las prácticas religiosas, culturales y linguísticas en los últimos años, según investigadores y uigures que viven fuera del país.